El volumen de uvas producidas y las temperaturas medias de las temporadas 2023-2024 y 2024-2025 fueron muy similares, siendo ambas vendimias levemente inferiores en volumen (8 y 5% respectivamente) a la media histórica (2.09 millones de tn) y con temperaturas medias por encima de los registros históricos. Sin embargo, la vendimia 2025 fue más precoz y se caracterizó por un fuerte crecimiento en el grado de la uva en el mes de febrero, adelantando la cosecha de algunas tintas, que debieron ser cosechadas simultáneamente con las uvas blancas. En especial las parcelas de alta gama, con bajos rendimientos y condiciones de suelo más restrictivas, fueron las que más adelantaron su madurez. El cambio en las condiciones climáticas vivido a fines de febrero, con el ingreso de algunos frentes frescos y un par de lluvias importantes durante marzo, presentó, a partir de entonces un escenario muy diferente para la madurez de las uvas que aún no habían sido cosechadas. La dinámica de aumento del grado de la uva y la caída de la acidez desde ese momento fue mucho más lenta, ampliando la ventana de cosecha de las uvas tintas hasta el mes de abril. Finalmente, la calidad general tanto de uvas blancas como tintas fue muy buena, por lo que esperamos al finalizar la crianza, poder contar con vinos de calidad superior, en especial en Chardonnay, Cabernet Franc y Malbec.
Fenología
La temporada 2024/2025 comenzó con una brotación temprana y con una primavera cálida, lo que se tradujo en un anticipo de los estadíos fenológicos consecuentes.
El inicio de la brotación sufrió un adelanto de 5 a 10 días con respecto a las fechas históricas, donde la brecha entre Luján de Cuyo y Valle de Uco fue normal, ubicándose alrededor de 10-12 días de diferencia. Este comienzo temprano del crecimiento junto al aumento de temperaturas en el mes de octubre, se tradujeron también en una madurez precoz en 7 días de adelanto para Luján de Cuyo, 8 días para Gualtallary y 14 días para El Cepillo.
Dicha evolución del ciclo se mantuvo hacia comienzos del verano, con un envero anticipado en igual medida, salvo por el caso de Los Indios, que evidenció la característica de encontrarse en fechas normales de envero pese al adelanto previo del ciclo.
Cosecha
La cosecha de la presente temporada se anticipó marcadamente en las variedades blancas, con 7 a 10 días de diferencia y con la particularidad de una cosecha rápida, tomando como ejemplo Chardonnay de finca Aluvia, donde se finalizó incluso antes que el inicio histórico de la cosecha, en la búsqueda de conservar la frescura y acidez natural lograda hasta el momento.
Las variedades tintas no escaparon a esta regla, adelantándose de 7 a 14 días en la mayoría de los casos, y en cuarteles puntuales hasta 18 días, como lo fue el Malbec de Los Indios que comenzó a cosecharse el 20 de febrero, cuando históricamente se ha iniciado su cosecha el 10 de marzo. Lo mismo se produjo en las parcelas de alta gama de finca Aluvia (Gualtallary) cuya cosecha comenzó con un record de anticipación el 14 de febrero.
Las lluvias jugaron un rol importante en esta vendimia, causando una disminución significativa en el contenido de azúcar de las bayas a fines de febrero y comienzos de marzo, lo que ralentizó la cosecha y creó lo que se podría llamar “una segunda cosecha”, extendiendo un poco más la duración de la misma en el tiempo.
Se podría decir que los factores climáticos han sido los principales responsables de esta vendimia temprana, aunque cabe destacar que la decisión de anticiparse a la cosecha no fue forzada, si no que se fundamentó en la obtención de vinos más frescos, que mejor expresan la naturaleza del terroir.
Temperaturas mensuales
Nuevamente y por 3er año consecutivo presenciamos un año cálido, con temperaturas por sobre los promedios históricos (20,8° vs. 19,6°). Esto se debe a 2 meses extraordinariamente calientes: Octubre y Febrero, mientras que marzo y abril fueron los únicos meses relativamente frescos de la temporada.
Lluvias mensuales
Si analizamos la temporada completa podemos hablar con un año normal en relación a las métricas históricas (190 mm vs 175mm, respectivamente). La primavera comenzó con abundantes precipitaciones en octubre, pero esto fue compensado por un noviembre marcadamente seco. Las precipitaciones estivales (Enero a Abril) fueron cercanas a la media histórica (163 mm vs 177 mm respectivamente). Esto resultó así porque la escasez de lluvias del mes de Febrero fueron compensadas con abundantes lluvias en el mes de Marzo, siendo el resto de los meses: diciembre, enero y abril normales en cuanto a las lluvias.
Madurez de las uvas
La temporada 2025 sorprendió con valores avanzados de tenor azucarino en inicios de febrero, los cuales continuaron creciendo hasta llegar a valores de 24° brix para fines de mes en finca Aluvia, siendo acorde a lo sucedido en el ciclo fenológico y explicado también por las mayores temperaturas estivales registradas en este ciclo. Sin embargo, las lluvias hicieron su labor, disminuyendo el grado para los últimos días de febrero y los primeros de marzo (ver gráfico anexo), pausando la acumulación de azúcar, la cual ya no volvió a retomar su ritmo inicial.
Siguiendo la lógica de un verano cálido, la acidez disminuyó a ritmo sostenido, lo que nos llevó a tomar la decisión de anticipar la cosecha apenas el grado y la madurez del resto de los compuestos de la uva hubiesen alcanzado un desarrollo suficiente, buscando conservar la acidez natural de las bayas lo más posible.
Vinos Blancos
Los vinos blancos presentan en esta temporada una interesante complejidad en sus aromas, especialmente en Chardonnay y Riesling, donde las notas especias están balanceadas con la fruta característica de cada variedad. En el caso del Sauvignon Blanc, sus aromas son más minerales y de frutas tropicales que otras añadas, presentando menos notas herbales como ruda y menos notas cítricas, posiblemente debido al devenir de las temperaturas en el mes de febrero en que fueron cosechadas. En boca encontramos buena concentración y balance entre la frescura y la untuosidad.
Vinos Tintos
Como suele suceder en veranos cálidos las uvas tintas dieron lugar a vinos expresivos con marcadas notas frutales, acompañadas de especias, mientras que las notas florales y herbales tienen menor predominancia, al menos en los estadios juveniles de los vinos, que en otras añadas. En boca, los vinos son generosos en presencia, con taninos de textura media con tendencia a la suavidad más que a la fuerza. Entre todas las tintas, el Cabernet Franc se destaca en este 2025, por presentar vinos extraordinarios tanto en la expresividad aromática, como en generosidad de su volumen y presencia en boca.
Conclusiones
Esta temporada fue compleja debida a la dinámica del clima, con meses de extraordinarias temperaturas como octubre y febrero. Podemos pensar en 2 temporadas en 1: la primera resultante de la combinación de altas temperaturas sostenidas y bajas precipitaciones entre noviembre y hasta el 26 de febrero que originaron vinos blancos muy cualitativos resultante de uvas muy sanas. Estas mismas condiciones en las uvas tintas apuraron la cosecha de aquellas parcelas de menores rindes y suelos más restrictivos, traduciéndose en vinos con una graduación alcohólica contenida, pero de gran personalidad. Una segunda temporada comenzó luego de las lluvias de fines de febrero e inicios de marzo, con uvas que se cosecharon con una mayor evolución en los componentes aromáticos y polifenólicos, dando vinos de fruta más marcada y boca más generosa en volumen y untuosidad. En resumen, esta temporada puede clasificarse como muy buena en general, con algunos vinos que podremos clasificar como extraordinarios si la crianza confirma nuestra percepción actual de fines de temporada.