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La degustación de un vino es un proceso sencillo, que sólo requiere disposición, entrenamiento, atención y memoria. Todos estamos capacitados para poder degustar, pero será necesario activar nuestros sentidos.
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Es importante observar el vino usando un fondo blanco e inclinando la copa a 45 grados, que servirá para apreciar la transparencia, la limpieza y el brillo.
Los posibles colores en el vino tinto varían de acuerdo a la variedad y el año de elaboración. Para los vinos jóvenes podemos encontrar rojo púrpura, violeta, morado, azul o negro. Para los vinos viejos matices más cobrizos, terrosos o marrones.
En los vinos blancos estos colores van de un amarillo incoloro con reflejos verdosos para los vinos jóvenes, y con tonalidades doradas y hasta ocres para los vinos de mayor crianza.
Los aromas del vino evocan recuerdos y relaciones en la mente. Es por ello que se pueden apreciar esencias de vegetales, frutas, e incluso elementos como cuero y madera.
Para percibir los diferentes aromas, en primer lugar, vamos a acercar la copa en reposo hacia la nariz, y así obtendremos una primera impresión de los aromas más sutiles, livianos y fugaces como son los de frutas y flores.
En un segundo paso, vamos a agitar la copa suavemente y percibiremos una mayor sensación aromática. En esta etapa, podemos llegar a percibir aromas similares a tostados, plantas, aroma animal.
En vinos blancos los aromas que se pueden encontrar recuerdan a: durazno, pera, limón, pomelo, manzana, flores blancas, rosa y jazmín, entre otros.
En vinos tintos: frutos rojos y frutos negros como grosella, ciruela, especias, frutilla, cereza, frambuesa, mora, por citar algunos ejemplos.
Es importante tener en cuenta cómo percibimos los cuatro gustos fundamentales en boca: dulce, salado, ácido y amargo. Las otras sensaciones que podemos apreciar son táctiles como el gas carbónico, la temperatura, la astringencia, entre otras.
Estas cuatro sensaciones se perciben sobre la lengua en zonas netamente diferenciadas. El borde lateral derecho e izquierdo de la lengua reconoce las sensaciones saladas; las zonas situadas en el extremo de la lengua reconocen el sabor dulce. El amargo es percibido por un sector al fondo de la lengua que tiene la forma de acento circunflejo. La acidez es percibida por los botones o papilas situadas a los costados de la lengua por debajo de las papilas que perciben los sabores salados.
En boca, podemos determinar otros aspectos como: cuerpo, astringencia, textura, persistencia, frescura y efervescencia.
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